Nos enfrentamos nuevamente a una situación que se vuelve cada vez más recurrente y que se ajusta de manera coherente al contexto del calentamiento global en el que nos encontramos. Las anomalías cálidas están claramente superando a las frías, manifestándose a lo largo de todo el año. Constantemente se están estableciendo nuevos récords de temperatura, alcanzando hitos tanto en los registros climáticos como en las bases de datos de los modelos de predicción. Este fenómeno tiene repercusiones y conlleva consecuencias significativas.
Desajustes en plantas y cultivos
La agricultura emerge como una de las actividades más impactadas por este continuo desfile de anomalías climáticas. Además de la creciente magnitud de estos eventos, la rapidez con la que se están produciendo los cambios complica cada vez más la capacidad de los cultivos, generando una disminución en su rendimiento y productividad.
La floración está ocurriendo de manera inusual, con algunas especies floreciendo varias veces al año y experimentando desajustes en sus ciclos vegetativos. En los próximos días, por ejemplo, veremos la floración de almendros en lugares donde normalmente debería ocurrir más adelante, generalmente en febrero o incluso marzo.
En algunas áreas del sur y este de la Península Ibérica, la floración ya es común en esta época del año. Sin embargo, resulta atípico que a finales de enero y principios de febrero se observe la floración en latitudes más altas. Por otro lado, en algunos lugares, incluso los cerezos han dado frutos en pleno invierno, lo cual es inusual para esta estación.
La suavidad térmica e incluso el inusual calor que se experimentará en algunas regiones tienen una consecuencia significativa: la disminución de las horas-frío necesarias para el desarrollo vigoroso de las plantas. Cada especie tiene un requisito mínimo de estas horas-frío para prosperar. Este prolongado episodio de temperaturas anormalmente altas representa un factor desfavorable en esta etapa del año agrícola. El problema derivado de este inicio tan temprano de la primavera es la posibilidad de fríos intensos que puedan ocurrir más adelante, así como las siempre perjudiciales heladas tardías.